El doctor Emett Brown permaneció sonriendo cabizbajo meneo, la cabeza y río frente a su pizarra llena de cálculos matemáticos, Al fin comprendía todo, el ultimo enigma que le quedaba en la vida, luego de haber ido donde nadie había soñado, luego de haber hecho lo considerado increíble. La maquina del tiempo, puede confesar que llegó a odiarla, pero al final, le había dado todo lo importante en su vida.
Julio había salido a una cita y Verne llevaba algunos meses en la universidad, por lo que tenía la aquella pequeña cabaña en los suburbios para él y Clara por esa noche.
— Tienes cierto brillo en los ojos—musitó a su oído su esposa y recargó su cabeza en su hombro—¿acaso estás inventando algo? — le preguntó besándolo en la mejilla.
—Podría decirse, si—respondió el científico entusiasmado— en un segundo te contaré todo, tengo que hablar con Marty. —explicó su esposo y salió de la habitación.
—Marty, querido ese chico te ha mantenido vivo—declaró Clara sonriendo.
—Hola Marty— saludó el doctor por el auricular.
—¡Doc! —respondió él feliz —vaya, esto me hace recordar viejos tiempos, no me estará esperando en un centro comercial ¿verdad?.
Emett revisó su reloj y se percató que era la misma hora que hace unos veinte años le había llamado para hacer la primera prueba del Delorean y supo al instante que ha eso era a lo que hacia referencia.
— De algo así quería hablarte amigo—respondió. —Gracias—pronunció estas palabras desde lo más profundo de su corazón.
Marty Mcfly acurrucó a su hija de cinco años entre sus brazos, mientras una enorme sonrisa se le dibujó en los labios.
—Tardó tiempo en darse cuenta Doc, fue el primero en decir, que nosotros hacemos nuestro propio destino.
5 de Septiembre de 1855
El silbato de la locomotora resonaba mientras el Delorean se deslizó a toda velocidad por las vías del ferrocarril mientras el leño rojo estalla impulsando a la maquina del tiempo lo más rápido que podía rompiendo la barrera de velocidad siquiera soñada por aquellos tiempos del viejo oeste. Marty observó al Doc con Clara entre sus brazos alejándose con la tabla voladora que les había lanzado unos segundos antes, suspiró con tranquilidad al ver que estaban a salvo.
— ¡Ay si tan solo todo hubiera salido bien!...Doc, tengo que encontrar la manera de volver por usted, se supone que lo llevaría conmigo— indicó frustrado mientras que él Delorean lanzaba chispas, se encontraba a momentos de cruzar el umbral temporal— ¡claro! hay un Doc que me ayudó a repararlo ya una vez ¡Tengo que volver a 1955! —exclamó apenas alcanzando a teclear la fecha antes de dar el salto.
5 de Noviembre de 1955.
Se escuchaba un latigazo metálico que producía el automóvil apareciendo de pronto en medio de la calle sacando chispas entre las vías, Marty nervioso presiona sus dientes mientras enterraba su pie en el freno deteniéndose apenas, justo antes de estrellarse con un montón de ruedas de ferrocarril amontonadas al final de las vías, se alegraba de que estuviera sola la calle en aquel momento de la noche.
— Llegue de noche, bueno, solo tengo que entrar y explicarle todo, hasta dentro de un mes me verá por primera vez ahora que lo pienso, bueno, al menos sé como podría reaccionar—dice Marty para sí mismo— si hubiera tenido más tiempo habría puesto una fecha mejor.
Suspiró y se dirigió por las calles hasta dar con el edificio donde vivía su amigo, el mismo en el que lo había encontrado la primera vez en el pasado pensando en lo confuso que podía ser las lineas temporales.
Se acercó a la propiedad como lo había hecho en su primer viaje, costaba creer que en el presente solo habían pasado tres días, miró por la ventana buscándolo. El doctor Emett Brown estaba frente a la fogata mirando su televisor, se levantaba y se dirigía al sanitario en ese momento lo comprendió, observó recordó la fecha que se había dibujado en el Delorean antes de dar el salto temporal desde 1885, el primero de todos.
Ahora, Marty, una fecha importante en la historia, noviembre cinco de 1985.
—¡No puede ser!…—prorrumpió asombrado sintiendo una inmensa alegría, tiempo después se cubrió la boca.
Merodeando se dirigió corriendo a la puerta de atrás, buscó por el piso algo con que trepar por la ventana, todo unos botes de basura frente a él y trepó a ellos, desesperado al ver que el momento agonizaba, uno de estos comenzó a tambalearse y ambos cayeron al piso causando un gran escándalo, levantando la vista vio como el estruendo hacia que el Emett Brown se sobresaltara mientras colgaba el reloj, yendo hacia atrás, golpeándose la cabeza contra el piso abriendo los ojos sorprendido asombrado, pues a su mente había llegado la idea que cambiaría su vida.
— ¡Ey muchacho! ¿Qué diablos estás haciendo allí?— exclamó una voz detrás de él, al final de la calle había un oficial de policía.
—¡Oh rayos Doc...!— se lamentó Marty obligado a alejarse.
Luego de correr un par de calles suspiró meneando la cabeza.
—Creo que tiene que ser así amigo— dijo Marty mientras se alejaba— bueno, necesitaré gasolina y sacar el auto de allí, con algo de suerte llegaré a 1985 como si esto no hubiera ocurrido.